ANIMAL POLITIQUEER
13.ago.2019—31.ago.2019
El programa interactivo de creación Taller Vivo recibe al multifacético artista Eduardo Alegría y sus proyectos musicales más recientes en una serie de talleres y conciertos. Una exhibición contextualizadora aborda su trayectoria, desde su juventud queer, su carrera como bailarín, coreógrafo y dramaturgo, hasta su participación estelar en la banda Superaquello y ahora en Alegría Rampante y Polvos del Sahara. Alegría Rampante es una una banda “post-pop” en cuyas letras Alegría explora temáticas del cuerpo, la animalidad, la política, la sexualidad desde una perspectiva queer, mientras que Polvos del Sahara es un proyecto híbrido entre un “cover band” y un “gay piano bar”. La exhibición evidencia algunas de las colaboraciones de Alegría con otros artistas a través de una selección de materiales provenientes de su propio archivo. El público podrá participar del proceso creativo de Alegría a través de talleres, dos conciertos y el estreno del video de su más reciente canción, “Jirafa”, co-producido por el MAC.
La exhibición plantea la evolución de un bestiario de personajes y animales que van desde “Lucy” –una pieza de danza de 1995– hasta “Jirafa” –tema musical que alude al cuerpo reprimido, que busca su liberación–. Al mirar retrospectivamente la obra completa de Eduardo Alegría se descubre en ella una caravana de animales extraños –farifos, patos, iguanas y ornitorrincos–; una preocupación ininterrumpida por la evolución de lo humano mediante su transformismo en lo animal. Aparece en ella una suerte de bestiario queer, un conjunto de personajes que incomodan y cuestionan las expectativas sociales de los cuerpos y propone con ellos una serie de metamorfosis, no sólo de lo que lo humano ha sido, sino, sobre todo, de lo que puede ser. Esta intervención zoológica de Alegría no es inocente y plantea una propuesta política. Lo animal en su obra propone un nuevo “zoon politikon”.
Si bien es cierto que con Aristóteles ya nos reconocemos como “animal político” desde la antigüedad; este animal de la polis, es tradicionalmente visto como un animal de consenso, que negocia sus diferencias en pro de lo común a todos, que sigue una lógica de mayorías. El que propone Alegría, sin embargo, es un animal político queer. Un animal antisocial, animal de minorías; un animal que se instala —siempre contingentemente— en la diferencia y obliga a la norma a doblarse, a ampliarse, a romperse y así dar lugar a la novedad inesperada. Un animal polítiqueer como apuesta al futuro que pueda generar esa diferencia.